Viajar lento se traduce en un esfuerzo constante de relacionarse con personas distintas y es en esas interacciones sociales que uno termina con encontrar nichos de personas que piensan/sufren como uno mismo. El proceso es lento porque conversar sobre aquellos intereses específicos que resuenan en el otro requiere un mínimo de conocimiento previo entre las partes. Pero siempre se termina rodeado de la gente que está tan rota como uno, como alguna vez me dijo Soler.
Cuando me enteré que T. había estudiado arte tuve la idea de mostrarle mi repositorio de ilustraciones del estallido social en Chile. En el momento solo pensé que podría considerar interesante la explosión de manifestaciones artísticas que ocurrieron frente a los actos de violencia estatal. Actos que se difundieron por redes sociales al igual que las ilustraciones. Manifestaciones en el plano digital que se correlacionaban con las manifestaciones callejeras. Esto en el contexto de un país que, desde el comienzo de la guerra, ha bloqueado el acceso a redes sociales, incluyendo Instagram, TikTok y YouTube.
Tiempo después, T. me comentó que en un centro comunitario se proyectaría el documental InterRebellium de la productora subMedia, documental que retrata el estallido social desde una óptica anarquista, y que habría una breve discusión posterior a la cual también estaba invitado. Obviamente tenía que asistir. No sólo por la curiosidad que me daba ver el documental sino porque podía compartir cómo viví y sentí el evento. Y es que el estallido bien se puede estudiar como una serie de eventos cronológicos pero siempre será particularmente difícil explicar cómo se sintió. La rabia, la unión, el compañerismo, el miedo, la ansiedad. Pero por sobre todo la unión. Y en cierta medida, el repositorio de ilustraciones intenta expresar eso. Cómo los símbolos del estallido nos mantuvieron alineados, cómo expresaban emociones que compartíamos, cómo reflejaban nuestras propias heridas, aquellas que el estallido sacó a flote y que eventualmente se transformaron en heridas físicas sobre quienes se manifestaban.
El día de la exhibición hubo un pequeño problema. Fuimos todos citados a una hora equis pero el archivo del documental aún no se descargaba. Había que esperar veinte minutos más, por lo que Tania me pidió que mostrara el repositorio y hablara sobre las imágenes. De manera completamente improvisada, y con la ayuda de una intérprete, hablé sobre los diversos símbolos que surgieron del estallido y los diversos eventos que alimentaron y guían los temas que las ilustraciones presentan. Hablé de animé, alienígenas, perros, cacerolas y cucharas de palo. Les conté sobre Valeska, la escolar que fue herida en la pierna por un carabinero en Estación Central, cuyo vídeo se viralizó como el fuego en la torre de ENEL, pero también sobre el audio filtrado de Cecilia Morel, la joda detrás del “Chúpala Karol Dance” y los ataques a Gustavo Gática, Fabiola Campillai e incluso Camilo Catrillanca. Mostré ilustraciones que dan cuenta del miedo, la ansiedad y la incertidumbre pero también la esperanza que el movimiento generó.
Vi el documental subtitulado al ruso pero los pocos textos embebidos en la imagen estaban en inglés y los entrevistados eran chilenos y sus voces no fueron dobladas. El documental sí tenía una perspectiva anarquista y, para ser honesto, nunca pensé que concordaría tanto la idea que el pacto por la paz destruyó un movimiento que pudo haber alcanzo cambios reales. Un pacto que cambió la violencia popular en la calle por el diálogo en el terreno de la élite.
Tras ver el documental y mientras conversaba con una rusa que vivió en Temuco tras enamorarse de un chileno con quien estudió en Paris, un hombre se me acercó para comentarme que quería proyectar el mismo documental en otro espacio y que le gustaría que realizara la misma presentación que hice. Y claro está que acepté. Y esta vez sí me preparé. No sólo presenté las desdichadas declaraciones de los personeros del gobierno Piñera II previas al estallido sino que también les mostré vídeos e imágenes de otras expresiones artísticas como la Orquesta Sinfónica de Chile que tocó “El pueblo unido jamás será vencido” afuera de la Basílica de los Sacramentinos, el baile de Las Tesis y un registro de los graffitis en la Alameda. Además edité mi propio repositorio y puse etiquetas para poder filtrar las imágenes más fácilmente.
Debo admitir que de todas las cosas que he vivido en este viaje, mi presentación del Estallido Social debe ser una de las que más me llena de orgullo. Y es una completa locura las coincidencias que hicieron que pudiera estar en el lugar correcto en el momento preciso.
