La Línea TGM (Tunis - Goullette - Marsa), la única línea de tren ligero que usé con cierta periodicidad, fue pensada para dar fácil acceso a la fuerza laburante al sector pujante de la ciudad, conectando el centro con la zona noreste del Gran Tunis. No solo el palacio presidencial tiene su sede aquí, en Cártago, sino que también el turismo local tiene su punta de lanza en Sidi Bou Said, un pueblo donde las paredes blancas y sus ventanas y ornamentaciones azules le dan un caracter particularmente distintivo e instagrameable.
(Lamentablemente, uno de los puentes que el tren atraviesa ya no estaba en condiciones para ser utilizado y la línea quedó fracturada entre Goulette Casino y Kheireddine. Y aunque el corte ocurrió meses antes de mi llegada, no había indicio alguno que estuviera en reparación.)
Sidi Bou Said era un must en mi itinerario de viaje. Un pueblo azul que mira al mar mediterráneo, una fantasía pensada para turistas con precios para turistas. Una trampa. Aunque no existe el nivel de hostigamiento hacia los turistas como lo hay en la mayor parte de las ciudades turísticas marroquíes, los fauconniers sí insisten en permitirte sostener las aves que utilizan para atraer clientes.
Y a pesar de todo, caminar por sus calles empedradas comiendo bambalouni mientras el viento marino y el sol golpean con fuerza la leve capa de bloqueador que aplicaste en la mañana, sí tiene cierto encanto.
Para continuar mi viaje, decidí que comenzaría a hacer couch surfing para poder obtener hospedaje. Comencé a pagar el servicio en Casablanca pero sólo participé de hang outs. Y eso fue lo que hice en Tunis. Terminé hanging out con Flavio, un italiano que vivió en España un tiempo por lo que hablaba un español perfecto. Por sus tatuajes me di cuenta inmediatamente que era gay así que estuvimos hablando de la escena local. Bastante movida pero, y como era de esperar en una sociedad donde el sexo anal es haram, todos los hombres se presentan como activos y discretos. Como en nuestros países, las normas sociales pesan tanto que la hipocrecía es el único escape posible.
