La medina de la ciudad de Tetuán es un laberinto del cual aún no logro salir. Tiene siete puertas que lo conectan con el resto de la ciudad y creo que solo conocí una, aquella por la que entré. Y apenas crucé aquella puerta, me perdí.
Son tanto sus calles estrechas y similares entre sí, los callejones sin salida, y las inevitables vueltas en círculo los que han hecho imposible entender mi posición en la medina. Ni siquiera puedo confiar en Google Maps porque no me entrega ni la posición ni la dirección correcta.
Ayer, por la primera vez pensé haber salido de la medina tras llegar a una plaza que fue recientemente construida. Ubicada más allá del Palacio del Rey, la plaza estaba rodeada por una sector residencial al cual pasé a tomar fotos.
Me resultó particularmente confuso el encontrarme allí con otros huéspedes pero simplemente se habían perdido intentando volver al hostal.
Grande fue mi sorpresa cuando descubrí que ese sector residencial era parte de la medina, que incluso el Palacio del Rey forma parte de ella y que yo seguía sin salir de ella.
