La cordillera de los Andes otorga un eje de referencia particularmente útil para moverse por Santiago de Chile. El oriente santiaguino siempre tendrá de trasfondo el macizo andino haciendo que poniente, norte y sur sean puntos obvios.

Bogotá se organiza de una forma similar, la ciudad está protegida por los Cerros Orientales. Mas, no es la única forma en que se nos permite ubicarnos en la Atenas suramericana. Sus calles son buen ejemplo de ello: aquellas que van de norte a sur son llamadas carreras y su numeración aumenta a medida que se alejan de los cerros. Estas son intersecadas por las calles cuya numeración aumenta hacia el norte y que bajo la calle 1 adquieren cardinalidad añadiendo el sur a su nombre.

Más aún, hay dos elementos, focos de atención por su ubicación elevada, que permiten entender nuestra posición en la capital colombiana: el santuario de Monserrate, ubicada en el cerro homónimo, y la virgen del cerro Guadalupe.

Cual virgen del San Cristóbal, Bogotá también está resguardada por una estatua mariana de color blanco, virgen que nos permite orientarnos en medio del caos capitalino.

Bogotá no es Santiago pero bien podría rimar.

Vista de la virgen del cerro Guadalupe desde la plaza frente al mercado La Concordia